Hoy, para la familia Alba, nombrar a Aldo Julio Storti (93 años) se asocia a tristeza debido a su reciente desaparición física, la que nos lleva a atravesar el duelo.
Aunque, transcurrido el tiempo, seguramente las sensaciones serán distintas.
Y evocar su nombre nos llevará a esbozar una mueca de cariño e incluso de sonrisas en nuestros rostros, especialmente en aquellos que lo conocimos y tuvimos un trato para con “Bebe”.
Para muchos de nosotros fueron años compartiendo con él, codo a codo, horas y horas en el club, buenos y malos momentos, crisis, épocas de gloria, de algarabía, de preocupación…
Por las venas de “Bebe” corría sangre azul y blanca.
Vivió todas las etapas de Estudiantes.
Hizo lo que fuera por su club, pasando por la faz de jugador, colaborador, dirigente o, simplemente, haciendo las veces de portador de las llaves del estadio y de alcanzar las pelotas para que los protagonistas no tomen frío y el partido de menores no se retrase.
Así era él: bonachón, predispuesto, solidario, de buena madera, con marcado don de gente y ese costado humano de padre/abuelo de todos, muchos de los cuales también lo hicieron renegar…
Estudiantes era su hogar.
¡Vaya si lo era!
Por ejemplo, en 1938, se mudó a la misma cuadra de calle Santa Fe y fue testigo del levantamiento del estadio.
Y en 2018, en conmemoración del centenario estudiantil, su nombre quedó inmortalizado para siempre en la tribuna que yace sobre calle Ángel Brunel.
Fue un prócer, una leyenda del Albo.
Por lo cual, con buen tino, este año la Asociación Bahiense se acordó de Storti y fijó su nombre nada menos que para el máximo certamen masculino del básquetbol doméstico.
“Todavía me quieren”, confesó el propio “Bebe” en su última entrevista para esta misma web Alba.
Sí, “Bebe”, te queremos de la misma forma en la que te añoramos…
¿Quién te dijo que te fuiste?
Si uno no está donde el cuerpo, sino donde más lo extrañan…
¡Y aquí se te extraña tanto!
¡Besos al cielo y hasta siempre, “Bebe” querido!
