Prócer: hombre ilustre que es respetado por sus cualidades y disfruta de especial consideración entre los de su clase o profesión.
Es lo que ocurre, actualmente, en el staff de nuestro equipo superior masculino de básquetbol.
El albo modelo 2023-24 contempla en su plantel a dos eminencias de nuestra institución: Agustín Amore (soplará 37 velitas el 25 de julio) y Tomás Scarpaci (el 22 de diciembre cumplirá 27 años).
Ellos, ya son históricos al situarse como los jugadores con mayor cantidad de partidos disputados con la casaca alba en la historia de la primera división: Agus acumula 416 partidos y Tomi lleva 328.
Tercero quedó Martín Cleppe (325); completan el top five Beto Cabrera (320) y Sebastián Cinti (288). Los números son gentileza del bondadoso y notable Roberto Seibane.
¡Increíble y emocionante!
“Empecé a ver algunas estadísticas mientras estuve ‘retirado’ y pensaba que de los últimos 20 años, más o menos, podía llegar a ser uno de los que estaba cerca de tener más cantidad de partidos en Primera. Para mí, esto de ser el primero es un ‘notición’, una alegría enorme. La verdad es que nunca lo pensás, pero se trata de algo muy lindo ser el que más partido tiene en Primera y en el club de toda tu vida. Me llena de orgullo”, relató Amore, todavía capeando el cimbronazo de la novedad confirmada.
“Yo menos que menos me esperaba algo así… No pensé que tenía chances de esta marca, de estar segundo en esa tabla… Si bien debuté en Primera de bastante chico, siendo U15, no me imaginé que podía llegar a estar tan arriba y con tantos partidos, a mis 26 años. Se dio todo en poco tiempo. Obviamente, es una alegría tremenda que hay que disfrutar”, reconoció Scarpaci, recientemente recibido de médico y con su continuidad en el básquetbol sin definición por el momento.
En el círculo máximo local, Amore también pasó por Argentino (2005) y Napostá (2008 y 2016). Con la estudiantil debutó en 2006. Hasta hace semanas estuvo ligado al equipo albo +30 de la Maxiliga, para luego decidir unirse a los Ugolini boys: almacena 4718 unidades, a razón de 11,3 por juego.
Por su parte, Tomi siempre vistió la del albo en Primera. Su presentación se produjo en 2012, con apenas 15 años y se extendió ininterrumpidamente hasta la actualidad, excepto un breve paso por Villa Mitre donde actuó a nivel profesional: reúne 3037, con un promedio de 9,2 por cotejo.
Mirando el retrovisor
―Agus, me acuerdo que el primer entrenador que vio tu potencial, más allá de los que te fueron formando, fue Gabriel Colamarino.
―¡Sí! Gracias a Dios agarré buenas camadas, pero siempre era de los últimos, sentado en el banco… Y, la verdad, que el estilo de juego de Cola a mí me sirvió. A él le gustaba correr, tirar en contrataque… Cola fue quien, siendo cadete de primer año, me dio un lugar en el equipo que estaban Javi Scheines, Etchepare, Fuster… Ahí le respondí y empezó mi crecimiento. Tuve la suerte de estar en selecciones, fui juvenil de Liga y me siento un privilegiado… Me acuerdo que tuve la suerte de viajar a Holanda con el club (año 2006).
―¿Metiste un triple en tu debut de Liga?
―No, ese día no. El que metí fue en otro partido importante, en el que no paraban de salir jugadores por cinco faltas. Y el Ruso López me dice “prepárate, que en breve entras”… Y la primera que agarré, la tiré en el aro que da a Ángel Brunel y entró. ¡No me la olvido más! Mi rol era de juvenil, pero ahí como que se destrabó el partido y ganamos. Tuve algunos momentos lindos con el club y estoy súper agradecido. En 2004 fuimos campeones de Liga Juvenil, con todos los chicos que veníamos de premini, más Isgro y Etchepare. Salimos campeones de Bahía, Provincia y Argentina. Ese mismo año ascendimos a Primera, también… Me faltaría un título en Primera, pero la verdad que no me puedo quejar…
―Tomi, por otro lado, ¿hay veces que te pones a pensar que en tu recorrido podrías haberte tuteado con la Liga Nacional y en tu club?
―Ahora que hace varios años que no tenemos Liga Nacional en Estudiantes, ya lo dejé de pensar. Pero sí cuando estaba en Cadetes-Juveniles. Siendo más chico había tenido la oportunidad de presenciar la Liga acá, y de ver al mismo Agustín (Amore) por ejemplo. Cuando llegué a esa etapa, no tuve la posibilidad. Obviamente que me hubiera gustado, pero tocó lo que tocó y no pasa nada.
―¿Cuáles son los primeros recuerdos que tenés al haber entrado por primera vez al club?
―Arranqué a los 4 años y el primer entrenador que tuve en Escuelita fue Juan Vázquez. Incluso, ese año hubo un problema acá en el club con esa categoría y con él nos fuimos un tiempito a Olimpo. Después, enseguida volvimos y ya me quedé acá.
―¿Qué camada, torneo o partido tenés siempre en la cabeza?
―Desde chiquito tuve como entrenadores a Walter (Romerniszyn), José Alarcón y Gustavo Munafó, que fueron quienes me marcaron a esa edad. Después, los torneos que más recuerdo son los de la Liga Junior, de Infantiles, Cadetes, Juveniles… Creo que la de Infantiles fue en la que más lejos llegamos, jugando la final. Esa fue una muy linda experiencia, porque formábamos un grupo de amigos que hasta hoy en día seguimos juntos. Es la camada de Juli Rodríguez, Bruno Ferrandi, Jano Duca… La mayoría dejó de jugar. Eso era espectacular porque estábamos todo el día juntos y, de paso, nos divertíamos jugando.
―¿Y algún partido en especial?
―De los que más me acuerdo es de uno negativo, en una final contra Bahiense de U15, que perdimos en tiempo extra y erré el ultimo triple… Ese me quedó marcado. Pero también tengo otros, de ese mismo año, que fue el mejor que tuvimos: en Liga Junior le ganamos a Estudiantes (Olavarría), donde estaba Sansimoni, que ahora juega en Liga Nacional.
―¿Vos, Agus?, ¿Qué cosas tenés presentes?
―Cuando empecé en Escuelita estaba Pantera (Habib). Después pasó Christian Sartor, a Walter (Romerniszyn) también lo tuve muchísimo, tanto en menores como en Primera, Colamarino y Guillermo López. Con algunos te sentís más cómodo que con otro, pero de todos sacas algo. Ahora, con Ariel Ugolini, me agarra en otra etapa. Es una lástima, porque es alguien para aprovechar si yo hubiera sido más joven (risas)… Trataré de estar lo más a la altura del resto que pueda y es un objetivo personal también, el poder estar lo más parecido a los chicos que pueda. Así, podré competir. Ojalá pueda seguir viviendo lindos momentos, incluso ahora siendo padre.
Soy del albo
―Agus, ¿Qué opinó tu entorno cuando decidiste volver a jugar y cómo creés que reaccionará al enterarse de este récord tuyo?
―Lógicamente que nadie lo piensa a este récord… Así que ahora, cuando dé la noticia, seguramente se van a poner igual de contentos que yo… Mi familia era la que más me insistía para que vuelva, en mi casa, mi viejo… Ya estoy en otra época, disfrutándolo y acompañando a un lindo grupo que hizo una muy buena temporada, les faltó un poquito y eso también me empuja a venir. Y, del lado que me toque, daré la mano que pueda para lo mejor del club. Hoy estoy en otro lado, el de la experiencia, pero siempre disfrutándolo.
―¿Ahora vas a estar más pendiente que nunca de esta marca histórica?
―Y… Ahora me exige jugar un par de años más capaz, no sé (risas)… Tomás todavía es joven y le quedan unos cuantos años para seguir jugando. Pero, bueno, vamos a usar cualquier tipo de estrategia para mantenernos arriba, lo que haya que hacer, lo haremos (risas)…
―…
―(Scarpaci) Seguramente cuando él se retire y sea dirigente, no me va a querer renovar el contrato para que no lo pase en cantidad de partidos (risas)…
―(Amore) ¡Ni hablar! Te voy a ofrecer el pancho y la gaseosa solamente… (risas).
―¿Tomi, hoy en día convive el sentido de pertenencia en el jugador, de mantenerse en su club o se deja de lado el corazón y se analiza cada oferta?
―A mí siempre, para el torneo local, me tiró jugar en el Estudiantes. Para mí, ésta realmente es mi segunda casa, porque entrás, saludás a todos, conozco todos los huecos del club… Esa comodidad no se compra. Pero, tampoco voy a descartar que en un futuro pueda llegar a ir a otro club. Igual, la camiseta y el club me tiran mucho.
―¿Cómo ves al club Estudiantes hoy por hoy?
―Hemos vivido de todo en el club… Actualmente, creo que está en un muy buen momento en lo organizacional y en infraestructura. Por ahí, lo que veo es que no somos del todo competitivos en las formativas como lo éramos antes, donde se jugaban muchas finales, pero también hay que tener en cuenta que se sufrieron mucho los procesos de Liga y el profesionalismo. Ahora, de a poquito, está tratando de reacomodarse. Hay un montón de disciplinas, de movimiento de gente constante, algo que hasta hace unos años atrás no se veía. Queda volver a ser uno de los clubes de básquet más importantes de Bahía, porque es donde se merece estar Estudiantes.
―Se nota mucho que, al momento de armar el plantel mayor, focalizan en que sus raíces sean albas o que hayan pasado por Estudiantes.
―El año anterior y este, pasó eso. Y ahora llegaron Agus, Catete y el Ruso (Belleggia) que son del club y Chipo (Gómez Lepez) sería el único que llega de afuera. El representar a tu club te da un plus al momento de sentir que perteneces a él y eso está bueno.
Amore y Scarpaci, los próceres vivientes del albo. ¿Lo superará Tomás algún día?
