Una historia de superación, progreso y evolución demostraron dos de nuestros judocas albos con síndrome de Down: Ulises Cicarelli e Ignacio Bonifazi.
Ellos, a fines de marzo, en Buenos Aires participaron con gran suceso de la 3ra edición del “Campeonato Internacional de las Américas, para Atletas con Síndrome de Down Tri21”.
Tuvo la intervención de países del continente y otros invitados, como Brasil, Chile, Colombia, EE.UU., Guatemala, Méjico, Uruguay, Albania, Bulgaria, Portugal y Rusia. Y las disciplinas que se desarrollaron, además de judo, fueron atletismo, básquetbol, futsal, gimnasia, natación, natación artística, tenis y tenis de mesa.
En lo deportivo, ambos compitieron en la categoría hasta 66kg y Ulises logró colgarse la medalla dorada al salir airoso en sus tres combates. Mientras que, Nacho, solamente perdió en la jornada inaugural justamente contra su gran amigo y se adjudicó la presea plateada.
Resultó la primera vez que se incluyó al Judo en esta especie de Panamericano.
“Es muy importante para mí esta medalla. Hace más de 20 años que estoy en Estudiantes. Este club nos dio muchas cosas”, sostuvo Uli, de 39 años, hincha de Boca Juniors y judoca albo desde 2002.
Nacho (38 años) también brindó su carta de presentación:
“De chiquito hacia karate, en natación gané varias medallas y también me fue bien al fútbol: jugaba de ‘10’ como Bochini y anduve compitiendo por Brasil, Chile y Uruguay. En Estudiantes me siento cómodo, me gustan las artes marciales y aprendí un montón. Este es un buen salón (quincho)”, declaró el simpatizante de Independiente y atleta estudiantil desde hace una década.
Este deporte lleva varias décadas dictándose en nuestra institución. Su alma mater, fue el recientemente fallecido Roberto Aiza, prosiguió Juan Boero, y actualmente es el joven Mariano Ledesma (28 años) quien colabora y apuntala a los chicos.
“Uli es muy tenaz, fuerte y decidido. Y Nacho es un peligro (risas). Es ‘jodón’ y se preocupa mucho por hacer las cosas bien. A veces, tiene bajoncitos anímicos, pero lo charlamos y sale. Son muy buenos chicos”, describió el sensei.
“Siempre hay que mejorar, aprender y hacer. Nosotros aprendemos entre los tres. Los ayudé para ese torneo, pero después somos iguales, siempre fue así. Para ambos fue la primera vez en un torneo, más allá de alguna exhibición.
Conociendo a Uli
Dicharachero, sonriente y maduro, Cicarelli hizo una radiografía de su experiencia.
“Fui mentalizado al campeonato. Quería ver qué hacía bien y qué mal, para poder ganar. Con Nacho luché en movimiento y le hice la toma”, tuvo presente.
Después delineó su faz personal.
“Trabajo en una droguería, ayudo a la familia en casa, voy a scout, soy instructor de judo y hasta incursioné en teatro”, indicó Ulises, devoto de las milanesas y papas fritas o ensalada. Y acotó:
“Abel Pintos fue a la escuela conmigo y, cuando vino a cantar a Bahía, nos sacamos una foto”, añadió quien también es novio de Débora.
“Cuando llegué a Bahía ella me abrazó, estaba contenta y me dio un besito”, afirmó reconfortado el nacido un 14 de julio.
Ahora, es tiempo de buscarle un buen lugar a la medalla de oro.
“Va a ir a mi pieza. La cuelgo en la pared de madera”, tiró Uli.
Sabiendo de Nacho
Feliz, pícaro y entrador, Ignacio también se autodefinió.
“La próxima vez, le gano (risas)”, avisó para que Ulises esté precavido en caso de volver a trenzarse.
“Quería ganarle, pero conseguí el segundo puesto y estoy contento”, amplió.
“Las otras luchas no fueron complicadas, hice lo que debía hacer. Al brasileño, me di vuelta y lo derribé”, explicó Nacho, quien es empleado de una conocida casa de empanadas.
“No me canso de comer empanadas”, confesó quien también adora las milanesas y papas al horno, visitar a un amigo con peluquería canina o estar con su novia Camila, quien lo recibió diciendo: “’¡Ay mi amor!, estoy re contenta que saliste segundo’!”, indicó a carcajadas.
Ignacio cumplirá años el 5 de julio y ya sabe cuál es el destino de su presea.
“Mi vecino Juan Carlos Cesari me va a hacer un cuadrito y la voy a tener en mi pieza”, anticipó.
Palabra del sensei
A Mariano Ledesma le llegó casi de rebote su actual puesto de maestro. Fue una manera de aportar para que la actividad tuviera continuidad en el club. Lo asiste esporádicamente Agustín Marconato.
“Teniendo en cuenta el tiempo que tuvimos para entrenar, porque cortamos a mitad de diciembre y volvimos a mitad de febrero, los chicos me sorprendieron”, confesó.
“El judo, en combate, sale de lo tradicional que hicimos y resultó muy bueno”, alargó Ledesma.
Tanto Cicarelli como Bonifazi, también se refirieron a su orientador.
“Nos ayudó mucho para llegar a estas medallas”, esgrimió Uli.
“Es un chico que nos exige en las prácticas, a veces viene de malhumor (risas)”, chicaneó Nacho.
“¿Y por qué me enojo?”, respondió Ledesma.
“Me enojo porque al principio de cada práctica, parece que ustedes se mueven con un pie pidiéndole permiso al otro (risas)”, aclaró Mariano, agradecido del espacio que le propina Estudiantes.
“Tenemos un tatami que es algo chico, pero nuevo. Este lugar es grande. Nuestra escuela se caracteriza por dar judo a personas sin y con diversos tipos de discapacidad”, informó.
“En este caso, Estudiantes tuvo a los chicos más avanzados y antiguos de Argentina en esa categoría. Ahora, hay mucha movida porque se abrieron varias escuelas como la del albo en el país”, resaltó Ledesma.
¿Rumbo a Italia y Turquía?
Esta consagración de los bahienses parece ser el comienzo de buenas noticias. Ahora, apuntan al Mundial de Turquía, allá por septiembre de 2024. Aunque, este año, habrá un Abierto en Italia, del 3 al 10 septiembre en Padova.
“Lo de Italia es por invitación, pero no sabemos si podremos por una cuestión de fondos y demás. Habría que hallar alguna financiación. Para el Mundial de Turquía, hay que clasificar, como en los convencionales”, resaltó Ledesma.
“Ahora en el club tenemos a dos chicos que son campeón y subcampeón americanos. Y que, posiblemente, en el futuro puedan llegar a clasificarse para ese Mundial porque están inscriptos en un ranking internacional”, lanzó con máxima satisfacción.
Actualmente, hay una reactivación del judo a nivel nacional, dándose recién los primeros pasos.
“En Argentina se están diseñando campos de entrenamientos en distintas zonas del país, para que los deportistas se vayan conociendo y poder conformar un seleccionado nacional”, fue la puesta en tema de Mariano.
“Ya estuvimos en Mar del Plata, aunque no pudieron asistir de todas partes. La meta es que se vayan juntando y conociéndose. La idea, en algún momento, es hacerlo acá y mostrar nuestros resultados”, anticipó el profe.
“Es algo bastante único, que recién se está dando, muy nuevo. Ya habíamos participado con chicos en equipos de sordomudo, pero nunca en down”, finalizó Ledesma, entusiasmado porque pueda cumplirse su deseo.
Padres presentes
En estos casos de personas con capacidades diferentes, es clave y fundamental la concientización más el apoyo sincero y permanente de los padres.
Susana y Cacho siempre están al pie del cañón con Ulises. Y los mismo ocurre con Mirta y Ubaldo, con respecto a Nacho.
Sería imposible sin ellos.
“Integré la comisión especial de discapacitados”, lanzó Ulises, compartiendo nombre con su hijo.
“Un día apareció Roberto (Aiza) para ofrecerse a dictarle judo a los chicos down y así empezó en Estudiantes. Después, también se sumó Juan Boero, que fue el pionero en América y hasta escribió un libro”, anunció Cicarelli, fanático del albo y con dilatada trayectoria en el sóftbol.
“Para nosotros, Aiza y Boero fueron dos personas espectaculares. Mientras, nosotros luchamos y seguimos luchando con el esfuerzo personal de cada uno. Incluso, en este torneo, los chicos tuvieron que devolver los equipos completos, sólo se quedaron con las remeras… Comían en el Cenard, pero compitieron en Banco Nación, a donde se complicó llegar el día que jugó la selección de fútbol de Messi y, también, con el feriado del 24/3”, apuntó Cicarelli, mientras su esposa Susana añadió datos:
“Los chicos estuvieron mucho tiempo en la Liga Nacional de básquetbol, trabajando de acomodadores. Ahora, con lo que lograron, creo que podrían llegar a sumarse chicos nuevos. Pensar que Ulises había dejado después de la pandemia…”, recordó.
“Lo volvimos a traer de los pelos”, acotó el DT Ledesma.
Por su lado, Ubaldo quiso reconocer las bondades que reciben de la institución.
“Le agradecemos al club, porque no es un deporte muy promocionado y siempre nos da un lugarcito”, afirmó y prosiguió.
“Los chicos tienen un montón de historias y no cuentan nada (risas). Este torneo fue como una olimpiada, aunque los únicos que no estuvieron con el resto de la delegación, fueron ellos. ¡Ni siquiera con los argentinos, eh! Por suerte, ahora los circuitos se están formando, aunque son reducidos”, sostuvo Bonifazi, al tiempo que su señora Mirta reforzó su concepto.
“Los chicos se perdieron todo. La mayoría estaba en el Cenard y había distancias con Banco Nación, por lo que no vieron nada de otros deportes. Ellos están contentos con este lugar, en Estudiantes, pero hasta estuvieron un tiempito en 9 de Julio, cuando estuvo la pandemia”, expresó Mirta.
Uli y Nacho, dos campeones de la vida que van por más.
Fotos: prensa Estudiantes y Fadasd.